¿Cómo el ser humano puede transmitir sensaciones a sus congéneres?
En un primer intento puede parecer fácil: gritos, gestos, expresiones faciales; pero cuando pretende que su homónimo sienta lo mismo, comienza la dificultad.
Yo quiero que empaticéis conmigo, que disfrutéis de los pensamientos que bullen en mi cabeza, que sintáis la alteración sanguínea que recorre mi cuerpo, que notéis el impacto de la nostalgia recordando los momentos, casi olvidados, en los que los lunes paganinis eran alegría.
¡¡¡Mariconadas!!!
¡Que estoy que me salgo “cohones”!
¡Qué me gusta este juego!
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